Por Ramiro Álvarez Jaramillo
(2° año de Pedagogía en Educación General Básica
Universidad del Pacífico, Chile.)
En esta constante de mejorar la educación en Chile, se hace imprescindible contar con planes de acción frente a la disyuntiva que se produce a la hora de diseñar un método efectivo de educación. Los centros y establecimientos educacionales, en su mejor esfuerzo, deberán diseñar acorde a las necesidades de la comunidad escolar sus proyectos educativos, involucrando a la comunidad entera en los procesos de mejora. Sin duda un método eficiente pero que no determina indicadores de real participación o compromiso por parte de la totalidad de agentes que se manifiestan en compromiso con las planificaciones y ejecuciones. Es decir, si directores, inspectores, docentes, paradocentes, padres y apoderados dicen estar comprometidos con la causa, no hay un método o herramienta consistente que cuantifique los niveles reales de compromiso existentes. Para esto solo se cuenta con los resultados académicos de los alumnos y en la posibilidad de inferir de ellos el buen o mal desempeño de las planificaciones y o ejecuciones al respecto.
Con esto se pretende decir que no basta en tener las buenas intenciones en una gestión, si no que también se hace necesario considerar herramientas que permitan analizar in situ aquellos procesos que serán clave en el éxito de esta “encomienda”.
Para ello el docente es clave y fundamental pilar de apoyo para mantener activa y plena la gestión en las aulas y no aflojar ni un segundo frente a las dificultades venideras. La generación de docentes próxima a zarpar en esta aventura, contará con todas las herramientas necesarias para la misión, será fundamental entonces contar con el apoyo constante de “todos” los agentes involucrados en la educación de los alumnos, desde el ministerio de educación, entregando capacitaciones, seminarios y reforzamientos a diario, con el fin de potenciar la labor del docente en el aula. De un mismo modo los padres y apoderados no deberán aflojar en el compromiso de educar a sus hijos y deberán hacerse participes integrales en los procesos.
El tema de las aulas que piensan no solo atañe a los educandos, si no que a todo lo que en ese espectro circunda colectivamente.
Me parece una propuesta asertiva, tener un enfoque comunitario es ampliar la mirada y dejar de centrar la responsabilidad en unos pocos. La educación es un asunto que nos compromete a todos, lo fome es que se sigue dando importancia a resultados cuantificables en vez de a los procesos que son los que dejan el mayor aprendizaje. Ojala que como se plantea aqui si los docentes tendran las herramientas necesarias para generar transformaciones en la educacion tambien cuenten con la energia para exigir los recursos y apoyo que necesitaran para llevar a cabo la misión.
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